Volví a entrar en el mercado del pueblo. Llevaba dias allí y aun no había echo ninguna tarea...tampoco me atrevía, no sabía como me saldría. Me acerqué a una de las tiendas del bazar.
Había pequeños sacos de tierra, de semillas, macetas con plantas estrañas y ristras de todo tipo de frutos.
-Hola, disculpe...¿tienen semillas?
- ¿De qué, señorita?
- Em...bueno, me da lo mismo.- musité con una sonrisa de disculpa.- Unas de lirios estarian bien.
- Muy bien. Aquí tienes.- me tendió un saco pequeño.
No pense que fueran tan caras. Le di las monedas y me aleje de allí de nuevo al colegio.